Penúltimo viernes del año, frío intenso y, un año más, sin que la lotería (cuyo sorteo navideño había tenido lugar esta mañana) posara sus frágiles pero exquisitas alas en nuestros hombros de humildes artistas amateurs… Y hasta la localidad de Segorbe nos desplazamos para, en sus inmediaciones (Carrica), protagonizar una de las tardes-noches de actuación más especiales de las que recordamos y eso que los inicios no prometían…

Porque nos encontramos en un digno centro cultural / social no especialmente preparado para acoger actuaciones teatrales (estaba situado en un primer piso, no disponía de portón o acceso habilitado para la entrada de paneles o similares y, además, nada hacía suponer que, en aquel salón, hubiera o pudiera haber escenario alguno). Fieles a nuestro espíritu positivo y colaborador ayudamos a poner las sillas e improvisamos un escenario en el suelo con unas tarimas: aquello iba a ser, a partir de las 21h, nuestro acogedor parque de «Novios por internet», nuestra sala de la justicia en la «Farsa y Justicia del Corregidor» y aquella consulta dental desternillante de «Confusión general en la clínica dental».

Ante la rapidez de montaje del escenario (básicamente «cero coma») hicimos tiempo en el, posiblemente, único bar de la pedanía y que luego nos iba a acoger en la cena posterior. A las 20,55h no había aparecido ningún espectador lo cual nos puso en guardia ante lo que podría suceder pero 5-10 min después ¡el salón se había quedado pequeño de sillas! (y entendimos aquello de la puntualidad británico-carricana).

El resto resulta difícil de describir. Aquel amable y predispuesto público (compuesto por niños, adultos y mayores) se puso de nuestro lado desde el primer minuto riendo hasta los momentos cómicos de detalle que en otros lugares pasaron desapercibidos… avanzaba escenas… reía a mandíbula batiente…. exclamaba y ponía la banda sonora que nos faltaba… aplaudía, agradecía y reconocía. Niños, adultos y mayores sin excepción nos elevaron a nuestras mayores posbilidades y consiguieron recrear la atmósfera especial en la que los actores navegamos con la vela desplegada. Cha, de veritat, un luxe haver-ho viscut!

Una tarde-noche mágica de teatro (que, entre otras cosas, nos demuestra que lo importante de la vida suele encontrarse en las cosas más sencillas y hasta inesperadas) y, para nosotros un colofón muy especial. Gracias, carricanos por vuestra hospitalidad y amabilidad.

VISCA EL CRESOL i bon nadal!

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