Lleno absoluto en el Teatre Mónaco para contemplar la actuación de nuestro grupo teatral que acudía en esta ocasión con dos obras de corte diferente: la denuncia social de «Tres forasters de Madrid» junto al enredo típico del sainete «Colombaire de profit». La actuación tuvo lugar a las 19h pero merece la pena comentar el ‘previo gastronómico’ a la hora de comer preparado y degustado en la caseta de nuestro director Vicent Collado. Carn torrá, carxofes, embotits, rovellons, crailles…! Res, que s’acabava el món!!!. Y entre anécdotas, risas y algún que otro momento de apuro con un allioli que lo cargó el diablo (¿verdad Vicent?) el cual sin ninguna duda guiaba la mano de Fernando , los actores y simpatizantes del grupo llegaron con el precalentamiento hecho para otra velada inolvidable.
«Tres forasters de Madrid» ironizó con buen ritmo sobre el uso del castellano frente al valenciano y las siempre engañosas apariencias. Una familia madrileña perfectamente caracterizada en su repulsiva pose, cotorra incluida (bravo por Tere, Fernando y Belinda) aparecen por sorpresa en casa de un familia del terreno (con gran oficio interpretados por Vicent, Montse, Sheila, Ximo y un brillante Victor) a la que también acude un comerciante riquísimo (Julio compuesto y sin novia al final). Como era de esperar las aguas vuelven a su cauce y cada mochuelo (la cotorra por desgracia ¡no!) a su olivo de residencia. Éxito y aplausos.
La segunda obra, un embolic típic de sainet, nos trasladaba a la casa de un zapatero aficionado a la colombicultura (Vicent, maestro) quien atrapa un palomo de igual nombre que un terrible delincuente fugado de la prisión. Su amigo (Juanan, siempre demostrando oficio) le hará partícipe de la noticia ofreciéndole, además, «soluciones» drásticas al zapatero para ese problema… Con las mujeres también el zapatero usa buenas artes, cosa que comprueban Amparo «la Negra» (una sensual M.Carmen) y su mujer (Tere, un valor seguro en su papel) quien, a la sazón, le demuestra en varias ocasiones su «habilidad» en el manejo de escoba como arma doméstica. La confusión en la que el zapatero cae entre su hija (la expresiva Marta) y la paloma frente al novio de ella (el enérgico Manu) y el comprador de la paloma (un místico Julio) se resuelve al final no sin antes provocar situaciones de enredo de éxito seguro.
BRAVO EL CRESOL, OTRA JORNADA DE ÉXITO COMPARTIDO!
Comentarios recientes