Con motivo del «Día Mundial de la Filosofía» tuvo lugar una jornada de encuentro en el Centre Cultural Castalia en la que, previamente a una cena de hermandad compuesta por las aportaciones de todos los asistentes a la misma (¡vaya nivel culinario, por cierto: lo salado y lo dulce han mantenido una disputa gastronómica de altísimo nivel en el que no ha ganado ninguno de los dos bandos sino, por el contrario, el estómago de los comensales!) tuvo lugar la representación de «El Mito de la Caverna», en versión libre y actualizada, a cargo del Grup de Teatre El Cresol.
Ambientada en un instituto, la representación repasa el archifamoso mito de la mano de un grupo de estudiantes y el correspondiente profesor los cuales, con sus argumentos y referencias a la actual situación sociopolítica, ponen de manifiesto que, 2400 años después, esta inspiradora alegoría de la condición humana sigue absolutamente presente y que, tantos siglos después, los mecanismos de la caverna no sólo se han perpetuado sino que, debido a «los mayores avances tecnológicos y un mayor conocimiento de lo humano» su influencia perniciosa y manipuladora es, todavía, más peligrosa.
Álex, Daniel, Lisa, Manu y Sheila encarnando a alumnos con diferentes estereotipos y Julio encarnando al cercano profesor han recreado este mito ante una auditorio completo en su aforo. Al final de la representación tanto artistas como público han sido invitados a romper sus cadenas de una manera simbólica materializando tal acto en unas, de papel, que a la entrada habían sido repartidas.
Una interesante jornada en la que representación + cena con reminiscencias helenísticas + charla distendida posterior sin duda habrá contribuido, en mayor o menor medida pero siempre en alguna (¡seguro!) a abrir nuestros ojos frente a un entorno que, 2400 años e incluso más, sigue haciéndonos partícipes de la misma manipulación. El TEATRO con mayúsculas, el de verdad, el educativo ha sido puesto en práctica hoy, y la invitación a abrir los ojos, romper nuestras cadenas y abandonar la caverna está hecha. ¿Salimos, pues?.
VIXCA EL CRESOL!
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