Viernes de Magdalena: el Cresol creó una «micromundo» dentro de la vorágine de la semana festera castellonense para recrear en el «Teatre del Raval» la obra de Lope de Vega. Los previos fueron atípicos dadas las fechas pero, no obstante, la interpretación resultó más sentida, con más fuerza incluso, que en ocasiones anteriores. ¿Superación ante posibles adversidades? ¿Oficio?. En cualquier caso es un logro y como tal hay que valorarlo.
Un público agradecido y que llenaba el teatro por completo asistió al linchamiento del malvado comendador en un ambiente festivo y familiar (las fotografías con profusión de besos y abrazos son buena prueba). Y, hablando de «pruebas», de nivel las que tuvieron que enfrentar los actores pues, por circunstancias variadas fueron varios los momentos en los que «the sounds of silence» (que dirían Simon & Garfunkel) se adueñaron del escenario… Momentos, segundos de reloj, que en la percepción del actor se convierten en minutos, «¡¡por dios que nos ataque ya ese pueblo!!, ¿se ha dormido viendo algún interminable Pregón magdalenero?… ¡¡¿cómo era aquello que tenía que decir y que no había forma humana de entender!!? (este Lope de Vega ¿escribía para que lo interpretara su enemigo?)… ¡¡¿por qué no entra esa voz en off!!?, yo no la oigo, ¿alguién la oye? ¡¡No me digas que alguien la ha muteado!!…».
En cuanto a la logística del montaje, por el efecto experiencia, dimos un paso adelante, ¡bravo por los encargados, eso es superarse!.
Anécdotas que nos hacen crecer y llenar poco a poco ese rinconcito de experiencias teatrales que nos va a acompañar, para poder compartir, tantos años.
Viva la experiencia del teatro que enriquece, VIXCA EL CRESOL.
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